Restauración de un tesoro
Aunque las espadas creadas en el período Kamakura (1192 – 1333) son consideradas las mejores de su historia y consideradas tesoros nacionales de Japón, el período Muromachi que le siguió produjo una enorme evolución en las armas japonesas y creó sus propios tesoros.
Al caer el imperio, Japón cayó en una era medieval, un Japón feudal inquieto y violento. Las constantes guerras causaron que los aspectos estéticos de las armas pasaran a segundo plano y comenzó la última y mejor etapa en la evolución de las nihonto como armas de guerra.
Lo cruento de los combates cuerpo a cuerpo hizo que los bushi (guerreros) empezaran a preferir espadas un poco más cortas que las tradicionales tachi. La uchigatana, o “espada de ataque” se fue volviendo la norma. Muchas tachi anteriores fueron recortadas a uchigatana. Comenzaron a portarse insertadas en el obi de los guerreros, portándolas con el filo hacia arriba para facilitar que su desenfunde y ataque fueran en un solo movimiento (y así nacían la bases del iaido). Las nuevas uchigatana también eran un poco menos curvas que las tachi; seguían siendo un eficiente instrumento de corte, pero permitían también lanzar una poderosa estocada que penetrara las armaduras samurai. La uchigatana se hizo tan común que se la llamaba simplemente gatana o katana, fue la base de las espadas japonesas que conocemos hoy.
Pero la evolución de la katana tuvo un aspecto mucho más fundamental – su acero. Sin consideración ya por su estética, los artesanos espaderos se dedicaban a perfeccionar su forma práctica y sobre todo su acero. Es en el Muromachi cuando el Tamahagane de las nihonto alcanzó su pináculo (ver Lo mágico del acero Tamahagane) convirtiéndose en el material para espadas más sofisticado de la historia. Después del Muromachi, con la introducción de las armas de fuego por parte de los portugueses, la nihonto entró en un largo período de decadencia, y aunque tuvo sus épocas de renacimiento, jamás, ni aún hoy en día, se han vuelto a hacer espadas “eternas”, armas perfectas, puras, como las Muromachi.
En el período Sengoku se fabricaron miles de espadas utilitarias, “genéricas”, para mantener abastecidas a las tropas, así como para su exportación a China, donde eran intercambiadas por sedas. Éstas eran espadas fabricadas con excelente artesanía, pero sin atención alguna a su estética. Eran simplemente armas hechas para resistir, espadas de guerra. Por ello, desde el punto de vista de muchos coleccionistas, son espadas inferiores. Desde el punto de vista de un practicante, sin embargo, es la mejor espada que se puede tener. Una de éstas vino a dar al taller de Shin Nihonto para su restauración, sin “apellido” ni autor, anónima y genérica, pero basta una mirada a esta hoja para infundir todo el respeto y admiración que inspira el contemplar a un guerrero de casi 500 años de edad.
En el antiguo Japón, se creía que algunos objetos podían convertirse en Tsukumogami (付喪神), o cosas inanimadas que han adquirido un Yōkai (妖怪) o espíritu. Esto lo podía realizar un onmyoji (brujo) por medio de encantamientos, pero por lo general sucedía naturalmente con cosas muy antiguas. En el caso de las espadas, se decía que cada espada se llevaba un pedazo del alma de su Tōshō (刀匠- forjador) y de su togishi (研ぎ師 – pulidor) que son sus dos creadores. Después seguía la pintoresca práctica de Tsujigiri (辻斬り- corte o duelo en encrucijadas).
*Originalmente, el término Tsujigiri se refería a duelos callejeros entre bushi o samurai, pero durante la anarquía del Período Sengoku (1467-1600), degeneraron a asesinatos indiscriminados. Un daimyō o samurai podía salir a la calle a matar a cualquier transeúnte desprevenido, para probar una nueva espada, una nueva técnica, o hasta por el placer de matar. Esto quedaba impune por el poder social de los bushi. Cuando se restauró el orden en el periodo Edo, se prohibió esta práctica en 1602, aunque para no contrariar a la clase guerrera fue reemplazada por el Tameshigiri (試斬) o “prueba de corte” que consistía en probar las espadas contra criminales convictos, vivos o muertos, con permiso y registros oficiales.
Las espadas Muromachi, creadas en una época de combates continuos y ‘ocasionales’ Tsujigiri, acumulaban “almas” y se convertían en Tsukumogami con vida propia y, al pasar de generación en generación, se las consideraba más poderosas que el mismo samurai que las portaba por tener más batallas en su haber. De ahí la veneración y el honor de recibir una Hyaku Seishin Ken – una espada con 100 espíritus.
Existe un hechizo de protección contra los yōkai que es consistente en textos como el Shūgaishō (拾芥抄), una enciclopedia medieval japonesa, Los Relatos de Ise (Ise Monogatari tōsho shō – 伊勢物語頭書抄), y hasta un raro manual de magia conocido como Onmyōki.
Se dice que tras la ceremonia de entrega de espada a un samurái, éste se retiraba para ejecutar el conjuro en privado. Más que una protección contra malvados yōkai, los bushi presentaban sus respetos mediante una Dōmei-shiki (同盟式) o ceremonia de alianza con su espada reconociéndola como un guerrero vivo, un compañero, y no un objeto que poseer. Sucede que el hechizo que se usaba para esto es el mismo hechizo de protección del Onmyōki.
Así que, recibimos a un antiguo guerrero (y sus yōkai ) en casa; ¡bienvenido!
2 de Noviembre
Iniciamos el proceso. Para restaurar una hoja tan antigua, se requiere primero estudiarla a fondo, para poder determinar la mejor estrategia para recuperarla causando el menor desgaste posible, mientras se conserva (o recupera) su forma y detalles originales.
Así que, primer paso, utilizamos polvo UV sobre la hoja y la pasamos por un scanner 3D. Esto nos permitirá construir un modelo detallado de la hoja para analizarla y experimentar estrategias de pulido sin arriesgar daños a la hoja.
Una vez escaneada, la hoja se limpia, y después se sumerge en un preparado de aguarrás natural de ocote por unos días. Esto ayudará a limpiar y neutralizar agentes oxidantes – es decir, detenemos su degradación y envejecimiento. Un spa antiedad. Mientras la espada reposa, iniciamos el análisis de su escaneo.
Ya limpia, se ve su hamon, pero también vemos que sus líneas necesitan un retoque. Deben ser limpias, rectas y el ángulo claro y pronunciado. Sigue un trabajo con piedra ‘media’, la aoto azul.
Limpia
Terminado el trabajo de piedras, ya vemos sus líneas y forma general limpia y recta. sólo nos falta el acabado – la próxima semana entra en escena la uchigumori, tojiru y finalmentarla jizuya… aquí la muestro junto a una Edo (la Espada Demonio) – ambas con su trabajo base terminado, pero la Muromachi aún sin el pulido que la Edo ya tiene:
Formadas
Cortamos jizuya y preparamos el tojiru, para su pulido final
jizuya
making tojiru
Detalle de picadura de óxido en el hamon (kuchikomi), nunca se intenta “perseguir” estas picaduras hasta desaparecerlas, ya que por estar en el hamon, lo que se lograría es perder el hamon, y por lo tanto arruinar la espada. Este es un intento de recuperarla lo mejor posible, no asesinarla por simple estética:
kuchikomi
El resto de las fallas, aunque no consideradas fatales sí son visibles. Debido a que el acero de la espada está “cansado”, es decir, la capa superficial se ha adelgazado por 400 años de pulidos, además del daño causado por el óxido, es un riesgo abusar de las piedras y exponer el “corazón” de la espada. En estos casos, se pulen y minimizan estas fallas, pero no desaparecerán nunca.
Tres ware (grietas en la piel) grandes y varias pequeñas, también algunas fukure (arrugas en la piel), éstas son comunes y aceptadas en hojas tan antiguas como ésta.
ware
Minimizando fallas, corrigiendo sugata (formas), rescatando hada por el pulido tradicional:
polished
Las espadas koto, o viejas, no llevaban el pulido de espejo, tipo cromado, que se usaba en las espadas bruñidas del edo tardío en adelante, de modo que en ésta no habrá bruñido. El brillo es el brillo natural del viejo tamahagane. Igualmente, no se aplica hazuya para realzar el hamon; en las koto, el hamon brilla por mérito propio, y normalmente es visible poniendo la espada en ángulos pronunciados.
Ya pulida, y vestida con sus koshirae nuevos:
dav
dav
finished
Muromachi